La historia de la inteligencia emocional se remonta a unos 2.000 años atrás cuando Platón escribió: «Todo aprendizaje tiene una base emocional». Desde entonces, científicos, educadores y filósofos han trabajado incansablemente para probar o refutar la importancia de los sentimientos en distintas situaciones de nuestro día a día. En la década de los 50, Abraham Maslow, mediante su obra “Potencial Humano” nos contaba cómo las personas podían mejorar sus fortalezas emocionales y mentales. Este fue el principio de la gran cuestión sobre si prima el corazón sobre la cabeza, o la cabeza sobre el corazón. A partir de estas, se han llevado a cabo miles de investigaciones con el objetivo de entender el cerebro humano en cuanto a los sentimientos y emociones. 

Mediante el avance de estos estudios, si la inteligencia era antes concebida en términos de perfección, poco a poco se empezó a considerar que las emociones tenían cierto valor sustancial. Hoy en día es difícil dudar sobre si la inteligencia emocional influye en nuestros entornos, ya sean personales o profesionales. David Deming, de la Universidad de Harvard, ya afirmaba que los negocios que habían crecido entre 1980-2012 requerían relativamente altos niveles de capacidades emocionales. Hoy en día, con el incesante aumento de protagonismo de las nuevas tecnologías en el contexto laboral, los trabajos humanos en el futuro del trabajo serán aquellos que requieran de más inteligencia emocional, este tipo de inteligencia de la que las máquinas carecen.

Para ejemplificar esto podemos poner el ejemplo de médicos y asistentes de cuidados especiales. En el primer caso, al igual que los robots empiezan a tener capacidades operatorias más precisas y eficaces que los humanos, carecen de la atención, comprensión y compasión para cuidar y satisfacer al paciente. Lo mismo sucede con los asistentes sociales que cuidan de enfermos y personas mayores; muchas tareas y responsabilidades de estos serán sustituidas por robots, pero sin la figura humana, muchas de ellas carecerían de sentido. Se trata de un ejemplo que pretende ilustrar que sin Inteligencia Emocional, se puede cuidar la enfermedad pero no la persona. Por ello, estos trabajos como el de asistente personal, asistente de salud en el hogar o asistente de enfermería prevén un crecimiento del 26%.

Según el Foro Económico Mundial (WEF) la inteligencia emocional es y seguirá siendo una de las 10 habilidades más demandadas en 2020. Una reciente encuesta por Career Builder ha reflejado esto preguntando a los responsables de selección de varias empresas. En la misma, el 71% de los encuestados afirma valorar este por encima de otros atributos. El 75% coincide en que es más probable ascender a aquellos perfiles con mayor inteligencia emocional y el 59% que dejarían pasar a alguien con un coeficiente intelectual alto pero inteligencia emocional baja. En cuanto al tiempo dedicado a la formación, el 42% se dirige exclusivamente para directivos, el 32% para cargos intermedios y solamente el 17% para el resto. 

Esta atomización y continuo cambio de paradigma en el contexto profesional provoca también una gran necesidad de flexibilidad y adaptabilidad por parte de los trabajadores, por lo que aquellos con mayor inteligencia emocional, serán los más propensos a adquirir estas habilidades con mayor facilidad. Daniel Goleman ya lo decía en famoso libro “Inteligencia Emocional”: “os CEOs son contratados por su capacidad intelectual y experiencia comercial y despedidos por su falta de Inteligencia Emocional”. Países como Singapur ya están anticipando el aprendizaje enfocado en este tipo de habilidades a cinco años vista, con el objetivo de formar líderes preparados y con amplias capacidades emocionales para mediar entre humanos y tecnología. Prueba de la importancia que se le está dando a esta habilidad, es la creación de programas destinados concretamente a potenciar esta habilidad en distintas ámbitos de nuestras vidas. SEL (Social and Emotional Learning) busca crear conciencia en uno mismo sobre cómo nos afectan ciertos estímulos para saber controlarlos, ganar confianza y adquirir una mentalidad de crecimiento continuo. Se trata de una práctica que adoptan cada vez más organizaciones. 

A nivel nacional también encontramos ejemplos de formación en este ámbito, Rafael Bisquerra, Director del Máster en Inteligencia Emocional de la Universidad de Barcelona entiende la inteligencia emocional como un conjunto de habilidades y competencias que nos ayudan a hacer frente a los retos que tiene planteada la sociedad actual. Bisquerra plantea el desarrollo de toda habilidad a través del entrenamiento y constante aprendizaje; para ilustrarlo, en una de sus numerosas entrevistas dice: “si creyese que el mapa de Europa es a día de hoy tal y como lo estudié allá por los 60, estaría desactualizadísimo”, invitándonos a entender el aprendizaje como un proceso para toda la vida. Por ello, en el aspecto profesional, debemos no sólo habituarnos al uso de las tecnologías, sino también conocer por qué las emociones juegan un papel tan importante en el uso con las mismas en los puestos de trabajo emergentes. 

Os dejamos tres de los empleos que además de conocimientos tecnológicos, requerirán de inteligencia emocional. Estos empleos ya existen en España y Singularity Experts los tiene recogidos en su mapeo propio de trabajos con futuro.  

Abogado mercantilista especializado en nuevas tecnologías

El abogado mercantilista especializado en nuevas tecnologías es el encargado de tratar todo tipo de asuntos relacionados con el asesoramiento y la confección y negociación de todo tipo de contratos en el área mercantil y tecnológico. 

Dentro de la rama de derecho se está ya convirtiendo en un perfil muy demandado dentro de las áreas legales tanto de grandes empresas como de Startups. El crecimiento en el número de empresas y el imparable incremento de la digitalización y automatización es precisamente uno de los motivos por los cuales estos perfiles van a jugar un papel fundamental. Entre sus capacidades destacan la capacidad de análisis, gestión y organización y también el trabajo en equipo, capacidad relacional, buenas aptitudes comunicativas además de una enorme capacidad empática. 

Experto Anatómico en Neuroimaging

El Experto Anatómico de Neuroimaging es el encargado de comprender cómo las diferentes técnicas de neuroimagen que se utilizan sobre las personas pueden afectar a su salud. Se trata de un profesional experto en el campo de la medicina pero que, además, conoce el funcionamiento del Neuroimaging y sus posibles consecuencias. En su trabajo deberá relacionarse con los ingenieros fabricantes de las diferentes herramientas para conocer sus características, por lo que deberá también tener una buena capacidad de comunicación. Un estudio de Grand View Research, prevé que el mercado del diagnóstico de enfermedades mediante técnicas de Neuroimaging alcanzará un tamaño de 18 mil millones de dólares en 2024.

Experto en Terapia Educativa con Tecnología

El Experto en Terapia Educativa con Tecnología se encarga de acompañar y apoyar a los alumnos en sus sesiones de terapia psicológica a través de algún medio tecnológico. Para ello es necesario que tenga la capacidad de dirigir y guiar la terapia psicológica con las consecuentes habilidades emocionales para ello, utilizando las técnicas características de esta ciencia, que se consideren pertinentes para cada caso. Debe tener habilidades comunicativas y de establecimiento de relaciones, ya que sus interacciones con los alumnos definirán cómo será la progresión y los resultados que obtenga. Adicionalmente, necesitará tener conocimientos sobre la tecnología que vaya a utilizar durante la terapia, ya que conocer el funcionamiento, las características y los beneficios que puede obtener de la misma le va a permitir trabajar de manera más fluida y eficiente.

El número de personas que asisten a terapia psicológica es cada vez mayor según la última Encuesta Europea de Salud realizada en España, que indica que el 5% de la población española asiste a terapia, lo que supone un incremento del 60% respecto a años anteriores. Además, ya existen colegios, como el Colegio Urkide de Vitoria, que están utilizando la tecnología dentro de las aulas, con resultados muy positivos que están sirviendo de guía para su aplicación en otros colegios.