Es una realidad cada vez más evidente que la velocidad con la que se transforma el mundo cada vez es más rápida y el sector del empleo no es diferente en este aspecto. Si hace 15 años le preguntabas a un niño qué quería ser de mayor la respuesta solía ser parecida: médico, policía, veterinario, profesor… Trabajos y profesiones que todos los padres y profesores conocían y sabían en mayor o menor medida que tipos de estudio necesitaban cursar los niños para alcanzar su meta. Actualmente esto ha cambiado y muchos de los jóvenes de hoy en día prefieren soñar con ser diseñadores de videojuegos o dedicarse a la impresión 3D, pero ante estas profesiones los padres y muchos de los profesores no saben cómo ayudar. Conocer las carreras STEAM es uno de los primeros pasos para saber elegir una carrera para el futuro.

 

Las carreras STEAM se centran en un enfoque global que prepara a los estudiantes para  un futuro cambiante y lleno de innovaciones y desarrollos continuos. Además, hacen que los alumnos se enfrenten a problemas reales de distintos campos y tengan que aprender a resolverlos con herramientas que más tarde tendrán que emplear en su vida laboral. Esta metodología facilita la inserción laboral de los jóvenes, haciendo que experimenten de antemano las exigencias del entorno laboral.

 

Según el World Economic Forum para el año 2020 se crearán más de 2.1 millones de puestos de trabajo para las Carreras STEM, y seguirán creciendo hasta los 7 millones para el año 2025.
 

Pero pensar que las carreras STEAM se refieren solo a las ingenierías típicas es un error. Desde especialistas en Big Data o Blockchain, pasando por genetistas y creadores de alimentos inteligentes, son miles los trabajos del futuro que se podrán desarrollar gracias a estas carreras.

 

¿Pero dónde está la importancia de las artes y las humanidades?

 

Se suele hablar de carreras STEM y dar por olvidada la A de artes, pero este planteamiento está empezando a cambiar. Se calcula que 800 millones de trabajos actuales está en riesgo de ser automatizado y robotizado en el año 2030. Ante este panorama desalentador se abre una puerta para las carreras de artes y humanidades que no van a poder ser reemplazadas por una máquina. Retos como la ética, la regulación legal y el desarrollo artístico van a seguir estando impulsados por las personas y suponen un área de desarrollo importante que va a la par con la tecnología pero sin la necesidad de estudiar una carrera técnico-científica.
 

Aunque el futuro no se puede predecir, sí podemos asegurar que está ocurriendo un cambio en la educación actual de cara a cómo los estudiantes se enfrentarán al futuro, y esta pasa por una unión de la tecnologías y las humanidades para crear profesionales a prueba de robots.