Durante las últimas dos décadas hemos vivido grandes cambios en el mundo del trabajo. Estos sin embargo, no afectan a las expectativas de los jóvenes sobre sus estudios y futuro profesional. ¿Sabríais decir qué profesiones resultan más atractivas en los jóvenes?
Un reciente informe de la OECD demuestra que dichos cambios y la creciente importancia de la tecnología en el contexto laboral, no afectan a las expectativas e intereses de los estudiantes. En concreto, señala que el 49% de los chicos y el 56% de las chicas encuestadas en 41 países aspiran a desempeñar una reducida lista de profesiones. En el caso concreto de España, el 39% de los empleos escogidos por los encuestados tienen altas probabilidades de ser automatizados. Para ellas, los empleos idílicos son el de psicólogas, maestras o médicos, y entre ellos, la mecánica de coches, las profesiones TIC y el trabajo de policía son los más llamativos.
Las ocupaciones tradicionales del siglo XX e incluso del siglo XIX, como médicos, profesores, veterinarios, gerentes de empresas, agentes de policía o bomberos, siguen captando la imaginación de los jóvenes como lo hacían hace casi 20 años, antes de la era de los medios de comunicación social y de la aceleración de tecnologías como la inteligencia artificial en los lugares de trabajo.
En su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), el Director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, dijo: "Es preocupante que más jóvenes que antes, parezcan estar eligiendo el trabajo de sus sueños de una pequeña lista de las ocupaciones más populares y tradicionales: profesores, abogados o empresarios”. Este es un claro síntoma de que demasiados adolescentes ignoran o desconocen los nuevos tipos de trabajo que están surgiendo.
El abanico más amplio de aspiraciones profesionales se da en países con una formación profesional sólida y estructurada para los adolescentes. En Alemania y Suiza por ejemplo, solo tres de cada de cada diez jóvenes se interesan por solo diez empleos. Los adolescentes alemanes muestran una gama mucho más amplia de intereses profesionales con respecto a la media, demostrando que reflejan mejor los patrones de demanda del mercado laboral.
Este dato revela que la falta de orientación limita las opciones profesionales del alumnado.
En relación con esto, Anthony Mann, autor principal del estudio, concluye que en España, el problema no solo se encuentra en que los estudiantes españoles participan poco en actividades de desarrollo profesional, sino también en el enorme número de estudiantes por orientador; (mientras la UNESCO recomienda 1 orientador por cada 250 alumnos, actualmente esta cifra aumenta a los 750).
Según Educaweb, entre las actividades de orientación más practicadas podemos destacar las ferias y eventos educativos, orientación en colegios por parte de orientadores, visitas y prácticas en empresas (job shadowing) o tests de fortalezas y habilidades. Sin embargo, en cualquiera de las mismas, los españoles hacemos un uso inferior al de la media, siendo las búsquedas en Internet el recurso más utilizado.
Dado el poco peso de la orientación en la educación española y la falta de recursos trascendentes, sería lógico pensar que las expectativas de los jóvenes no cambien a lo largo del tiempo. Si queremos que esto cambie, “no solo debemos incentivar y promover las técnicas de orientación, sino profesionalizarlas manteniendo actualizados a docentes y orientadores sobre los empleos y necesidades futuras”, dice Ana Cobos, Presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE). Es necesario para esto, contar con fuentes de información fiables, abordando no solo el cómo serán los empleos del futuro sino las la transformación que sufrirán algunos de ellos. Además, como afirma Juan José Juárez, Senior Project Manager de la Fundación Bertelsmann, “es necesario delimitar y clarificar las funciones de la orientación, ampliando la comprensión del mercado laboral tanto a docentes como estudiantes”.
En Singularity Experts creemos que la orientación profesional efectiva debe centrarse en que los estudiantes sepan en qué se quieren convertir, conociéndose antes a sí mismos. De esta forma, permitimos que enfoquen el desarrollo de habilidades y conocimientos con expectativas claras y realistas, obteniendo también una actitud más positiva y proactiva hacia el aprendizaje.
A través de nuestro intensivo sistema de perfilado en el que medimos 50 dimensiones críticas y un mapeo propio de +3.000 trabajos del futuro (trabajos con altos niveles de empleabilidad y ya demandados por las empresas) somos capaces de decirle a cada estudiante, los 10 trabajos se le darán mejor basándonos en su perfil. Para cada uno de estos empleos, obtendrá las 10 rutas formativas en la que debe formarse la persona, incluyendo formación tanto técnica como humanista.
Además, de cara a este segmento de jóvenes desorientados y poco informados sobre el futuro del trabajo, recomendamos las habilidades blandas o soft skills, esenciales para el desempeño de los mismos, se trata de habilidades interpersonales que se desarrollan mediante la práctica; podéis saber más sobre ellas en nuestro post sobre “las habilidades más demandadas por las empresas a día de hoy”.
De esta forma, no solo buscamos ofrecer una orientación trascendente y enfocada a las necesidades presentes y futuras sino que promovemos un pensamiento crítico en los jóvenes sobre la relación entre las decisiones que toman hoy y cómo estas afectarán al mañana. El reto está en hacer de la orientación y la enseñanza una profesión de trabajadores con conocimientos avanzados de forma que podamos anticipar estas necesidades y asegurarnos de que la formación de nuestra sociedad va realmente alineada con el mercado.
Foto: Macrovector