Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, ya nos daba alguna pista sobre hacia dónde iba el concepto de Inteligencia Aumentada, “en 2030 podremos conectar el cerebro a otro exterior que lo hará más potente” decía. ¿Os imagináis poder hablar chino sin aprenderlo?
La tecnología nos rodea, convivimos con ella todos los días y su avance nos ha proporcionado muchos beneficios. Así ha ocurrido a lo largo de la historia, por ejemplo; hoy no podemos imaginar una vida sin aviones, sin televisión, sin ordenadores, etc… La lista de nuevas tecnologías crece cada día. Robots, realidad aumentada, algoritmos y comunicaciones de máquina a máquina ayudan a las personas en una gran variedad de tareas. Se trata de tecnologías exponenciales, es decir, duplican su potencia o velocidad de procesamiento cada año, mientras que sus costes se reducen. Esto significa que las ventajas que nos pueden aportar también lo son, por lo que es esencial relacionarse con ellas y aprender cómo funcionan.
Hoy en día, la tecnología que crea mayor incertidumbre es la Inteligencia Artificial. Casi todos habremos oído hablar de los efectos que dicha tecnología va a tener en muchos aspectos de nuestras vidas: “5 millones de empleos en peligro por la Inteligencia Artificial”; “la Inteligencia Artificial reemplazará al 40% de los trabajos en los próximos 15 años”; o “la Inteligencia Artificial iniciará la Tercera Guerra Mundial”.
El nacimiento de dicha controversia se remonta a 1997, cuando Gary Kasparov, campeón mundial de Ajedrez, fue derrotado en una partida por el supercomputador de IBM “DeepBlue”. Al contrario que la mayoría, Kasparov demostró una gran capacidad de reinvención y adaptación y lejos de mostrar su frustración, decidió unir fuerzas con dichas máquinas para crear lo que sería una nueva modalidad de juego, “Advanced Chess”. En dicha modalidad, máquinas y humanos unían fuerzas y competían como equipo. Estos particulares equipos, denominados como Equipos Centauros, demostraron ser, en muy poco tiempo, mucho más fuertes que los equipos formados solo por humanos o solo por máquinas.
Este ejemplo nos abre la puerta a entender el concepto de Inteligencia Aumentada. Dicho concepto ha sido creado para poner el siguiente mensaje en el contexto adecuado: La Inteligencia Aumentada ha sido creada para aumentar las capacidades e inteligencia del ser humano, nunca para sustituirlas. De esta forma, el término de Inteligencia Aumentada surge con el objetivo de desmitificar los presuntos peligros que esta tecnología trae consigo de forma automática en la sociedad. El argumento clave de dicho concepto se basa en que toda tecnología es creada por los humanos, y aunque esta funcione de forma autónoma, es amoral, es decir, obedece al código de programación creada por el hombre.
Por tanto, antes de pensar que las nuevas tecnologías van a quitarnos el trabajo, la Inteligencia aumentada nos invita a pensar que la unión entre hombre y máquinas nos permitirá, por ejemplo, eliminar ciertas labores físicas que permitan centrarnos en otros aspectos más humanos como la creatividad, la curiosidad, la belleza y la felicidad.
Ejemplos:
Entre los ejemplos más claros de cómo hombre y tecnología son más fuertes, podemos destacar el reciente descubrimiento de un equipo de investigadores internacional que ha conseguido dar con la forma de aplicar la cantidad precisa de tensión que se necesita para transformar las propiedades de los materiales cristalinos, consiguiendo que sean más rápidos conduciendo la electricidad. Esto supone un gran avance en el desarrollo de procesadores de diamante, 100.000 veces más rápidos que los actuales, compuestos de silicio. Concretamente, estos investigadores han dejado la tarea de predecir y controlar el efecto de los cambios de tensión en manos de la inteligencia artificial, como ya se hace con otros aspectos relacionados con la ciencia de materiales. Sin esta labor, surgida de las ciencias de computación y la aplicación directa del campo de la inteligencia artificial, esto no hubiese sido posible en tan poco tiempo y con tan pocos recursos.
Neil Harbisson, el primer Ciborg del planeta, es otro claro ejemplo del potencial que conlleva la mezcla de cerebro y tecnología. Neil nació con una particularidad, solo era capaz de ver en escala de grises, por ello, decidió trabajar en una antena, que incorporando en su cuerpo como una extensión más, le permitiera distinguir los colores. A través de vibraciones en su cráneo, es capaz de distinguir los colores mediante una asociación de los mismos a imágenes, música o videos. De esta forma, Neil ha entrenado a su antena para que cuando esta enfoque una pared de color rojo, emita la vibración concreta para proyectar en su cerebro la imagen o elemento que él tenga asociado a dicho color. Este ejemplo ilustra que la tecnología no solo nos ayudará a convertirnos en profesionales más completos sino que podremos diseñar nuestro propio cuerpo y percepciones, incrementando de esta forma nuestras posibilidades de supervivencia en la tierra o en el espacio exterior.
Otro ejemplo es el caso de una joven ingeniera a la que le piden que indique cuál es el rendimiento y duración de una válvula pues habían identificado deficiencias en el sistema. En circunstancias normales, la trabajadora tendría que haber reunido a varios de sus compañeros durante semanas para recabar datos, investigar y probar, sin embargo, hizo uso de la inteligencia artificial (IBM Watson) para plantear el problema y deja que este localizase toda la información necesaria al problema y tras más de una hora le muestra todo aquello que es relevante, dándole un diagnóstico. Esta joven chica hizo uso de su inteligencia aumentada gracias a disponer de una “herramienta” que es más rápida que ella realizando un análisis. ¿Hubiese sido ella sola capaz de hacerlo?, Sí. ¿Hubiera sido eficiente su trabajo?, No. Le hubiera faltado tiempo. En este caso la Inteligencia Artificial fue su Inteligencia Aumentada.
La evolución de aplicaciones de inteligencia artificial está siendo exponencial y esto ha hecho que la demanda de perfiles con habilidades para trabajar con Inteligencia Artificial también haya crecido exponencialmente. El 85% de los trabajos de 2030 aún no existen, pero sin duda, requerirán el conocimiento y uso de estas tecnologías, por ello, cuanto antes nos aliemos a ellas mejor preparados estaremos para los retos que nos acontezcan.